lunes, 12 de agosto de 2013

ALIMENTACIÓN PRÁCTICA DEL CAPRINO DE LECHE EN SISTEMAS INTENSIVOS

El principal valor de la leche de cabra se encuentra relacionado con su transformación quesera. Por lo tanto, la producción de leche (volumen), el contenido proteico (caseínas) y el contenido en materia grasa (perfil de ácidos grasos) de la leche adquieren una especial importancia, ya que influyen en el rendimiento quesero y el tipo de queso producido. Además, para la leche de cabra se ha creado un nicho de mercado dirigido a niños convalecientes y personas alérgicas a otras leches. La leche de cabra es digerida más fácilmente que la de vaca debido al tamaño más pequeño de los glóbulos de grasa y a los diferentes tipos de caseínas que contiene (Haenlein, 2001).
En la actualidad, las recomendaciones nutritivas en alimentación humana están dirigidas a disminuir el consumo de grasas saturadas de origen animal, en particular, las grasas ricas en C12:0, C14:0 y C16:0 y controlar los ácidos grasos (AG) trans. Al mismo tiempo, se potencia el consumo de AG poliinsaturados (AGPI), con una adecuada relación n-3/n-6, y de algunos isómeros del C18:2, como el ácido linoleico conjugado (CLA) que estimula la respuesta inmunitaria, reduce la frecuencia de enfermedades cardiovasculares y de algunos cánceres (Schmidely y Sauvant, 2001). La leche de cabra es rica en AG de cadena corta (C6 – C10) esterificados en la posición 3 de la molécula de glicerol, AG menores iso y anteiso ramificados y AG de cadena C8 con grupos metil y etil responsables del sabor y olor de la leche y los quesos de cabra. Los AG monoinsaturados trans C18 están en menor proporción que en la leche de vaca, mientras que su contenido en CLA es similar (Alonso et al., 1999).


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